Municipalidad de Arequipa Metropolitana
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Se realizó el 15 de agosto de 1540, haciendo un trazado de cuadrícula de 56 manzanas incluída la Plaza de Armas, asentada sobre una superficie de 850 x 875 m.Según el padre M. Barriga indagando en sus investigaciones en el Archivo de Indias en Sevilla fueron 56.
El emplazamiento de la ciudad hispana se hizo sobre el valle del río Chili, junto a los asentamientos prehispánicos de los Yarabayas, que ocupaban el tradicional barrio San Lázaro, y los Chimbas en la margen derecha del río los que, junto a comunidades Collaguas desarrollaron una economía agraria en medio del desierto. Sobre este territorio acondicionado por las sociedades andinas se desarrolló la ciudad hispánica.
En el virreinato, la ciudad de Arequipa fue un nexo entre el Cuzco, Charcas y la Costa, ubicación estratégica en los propósitos de colonización hacia el Sur. Durante los años que se explotaron las minas de plata, principalmente de Potosí, Arequipa fue un centro logístico del circuito minero Sur-andino.
Se definió una fuerte centralidad alrededor de la Plaza de Mayor donde se concentró las funciones político, administrativo, religioso, y comerciales, es decir se constituye en el centro simbólico, funcional y geométrico de la naciente ciudad. El crecimiento de las reducciones indígenas de San Lázaro, de la Pampa y Santa Marta, dieron origen al barrio San Antonio en el distrito de Miraflores entre los siglos XVI y XVII.
Con el Puente Real, hoy (Puente Bolognesi) la ciudad se extendió hacia La Recoleta en el actual barrio de La Antiquilla y distrito de Yanahuara. Este último era el ingreso desde la costa a la ciudad, por tal razón en su trayecto se localizaron los tambos, infraestructura logística de soporte al comercio inter-regional con el Sur Andino, muchos de los cuales aún se conservan.
Es el resultado de la adaptación de los sistemas constructivos de origen hispánico, al contexto físico geográfico marcado por la disponibilidad de recursos naturales, las condiciones sísmicas del territorio y los aspectos climáticos. Todo esto produjo una arquitectura con un sello de “eclecticismo selectivo” es decir iglesias con plantas gótico-isabelinas y cruz latina; sistemas constructivos románicos, espacialidad renacentista y decoración con influencia manierista o barroca.Por éstas razones se hizo uso intensivo del sillar para conformar una expresión estética sobria y maciza mediante la utilización de muros portantes contrafuertes, cúpulas y bóvedas, íconos de su imagen urbana.
El Período Republicano, va a significar para Arequipa el surgir como centro hegemónico del Sur, incrementando a sus funciones administrativas, políticas y comerciales, las del comercio lanero, la cual se va a ver fortalecida con la introducción del Ferrocarril (1871). Este importante acontecimiento se sumaría a otro: el gran terremoto de 1868; ambos factores tuvieron un gran impacto regional (permitió una mejor integración costa – sierra y la hegemonía de Arequipa en el Sur), en lo urbano (propició la expansión y mayor densidad de la ciudad y modernizó sus servicios) y en lo arquitectónico (introdujo nuevos materiales de construcción).
Tras el terremoto de 1868, la llegada del ferrocarril y la tragedia de la Guerra del Pacífico, Arequipa desarrolla un nuevo auge económico. Se introducen estilos europeos, ingleses y franceses de arquitectura y urbanismo, surgen nuevos elementos urbanos como el boulevard, la alameda y el malecón. La ciudad procede a los ensanches trazando avenidas como Siglo Xx y Boulevard Parra, se formaron barrios arborizados como El Vallecito hacia el sur y se creció hacia Yanahuara con la construcción del Puente Grau. En el centro, la traza urbana se incrementa dando continuidad a la estructura anterior, densificándose el damero con la incorporación de segundos pisos, sin embargo, se mantiene la presencia de las torres y cúpulas de las iglesias.
Para entonces, el centro había dejado de ser el núcleo compacto del período virreinal centralizado en el espacio de la Plaza de Armas, se expande e incorporan nuevas áreas dando lugar al desplazamiento de la población asentada a la periferia, provocando un cambio del uso residencial hacia nuevos usos como los comerciales, servicios y la gestión.
El Cuarto Centenario de la fundación española (1940) de la ciudad propició el inicio de un gran programa, de dotación equipamiento urbano y expansión de la ciudad, generándose un anillo mayor de vivienda consolidando un patrón de crecimiento radial en cuanto a vías y concéntrico en cuanto a usos del suelo, habilitando los barrios de Cuarto Centenario y Selva Alegre.
En el afán de modernizar la ciudad se cometieron algunos excesos que atentaron contra el patrimonio, tal como el ensanchamiento de calles que corren de este a oeste; paradójicamente, esta iniciativa en la continuidad de las calles permitió descubrir el monumento más importante con el que cuenta la ciudad: el Monasterio Santa Catalina. En los cincuenta, se inicia con mayor fuerza el desplazamiento de la población residente del damero hacia la periferia, quedando la casona solariega destinada a otros usos; sin embargo, las formas tradicionales de casa de vecindad se mantienen alrededor de algunos tambos tugurizados.
En las décadas de 1960 y 1970, la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa propicia un mayor impulso al sector industrial con la creación de parques industriales y se mejora la articulación vial, lo que contribuye a consolidar el rol hegemónico que en la región tiene la ciudad. Estos cambios, cobran mayor intensidad en el área central donde el desarrollo de la actividad comercial y de servicios modifica las características horizontales de la ciudad. El proceso de tercerización del centro de la ciudad desplaza casi por completo a la vivienda y a otras instituciones como la Universidad, hacia la periferia.
En la actualidad, se observa la hegemonía de actividades terciarias principalmente del sector informal (el cual se inició en los cincuenta, período que coincide con el flujo migratorio proveniente de los pueblos del altiplano peruano). Esto ha generado una corriente de “modernidad” mal entendida e insertada, que paulatinamente ha ido sustituyendo las casonas de sillar, de patios y bóvedas por edificios de ladrillo y concreto, transformando los usos, en razón a su mayor rentabilidad. Por otra parte, el crecimiento radio céntrico de la metrópoli ha determinado que el sistema vial actual condicione el paso obligado por el centro en todos los desplazamientos de la población, lo cual trae mayor contaminación atmosférica por la gran presencia de unidades de transporte y taxis, los cuales prestan un servicio público deficiente.
Las condiciones de habitabilidad y de dotación de servicios básicos en el centro histórico han decaído como resultado de la densificación de usos, la falta de inversión pública y el empobrecimiento de la población residente, lo cual forma parte del proceso de deterioro de la ciudad. Revertir esta tendencia, es el reto que enfrenta la Municipalidad Provincial de Arequipa y para ello el patrimonio constituye el principal recurso de desarrollo sostenible y mejora de las condiciones de vida de la población, por su potencial para generar actividades productivas. Como parte de este proceso, la declaratoria por Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad en diciembre de 2000, ha contribuido a consolidar estas actuaciones que vinculan el desarrollo de la ciudad con la cultura y el patrimonio.
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