Más mujeres en el sector construcción. Optan hoy por carreras del sector construcción
Más mujeres en el sector construcción
Contra el sexismo. A los 10 años, Milagros Remón sabía que había nacido para un oficio con fama de exclusivo y excluyente; de solo para hombres. Todavía niña, ayudaba a su papá, que con sus manos construyó la casa donde viven. Al pedirle que le alcance las herramientas para hacer la mezcla de cemento, él le estaba inculcando el oficio que Milagros ha abrazado. Galería fotográfica
Quiso estudiar ingeniería civil en la universidad, pero por un tema económico no pudo postular. Entonces optó por la carrera de Edificaciones en el Servicio Nacional de Capacitación Para la Industria de la Construcción (Sencico). En esta institución, el 30% del alumnado es femenino. Ellas tienen cualidades diferenciadas por las cuales el mercado laboral solicita más técnicas cada año.
Los tíos y papá de Milagros, que trabajan en el rubro de la construcción, están orgullosos. Su mamá, en cambio, demoró en aceptar su decisión. Al inicio se opuso; decía que era una carrera “muy tosca” para su hija. Hoy la apoya. La señora comprendió que es la pasión de su hija y que muchas jóvenes ya laboran en el rubro que antes era exclusivo de los varones. Milagros va en el sexto ciclo, el último de su carrera. Desea terminar y estar “en campo”, trabajando en lo que tanto anhela.
Construcción civil
El machismo pierde terreno
En los talleres de Edificaciones y Obras Civiles de Sencico, en San Borja, los instructores enseñan a los alumnos técnicas de tarrajeo; red de instalaciones sanitarias; enchapes, colocación de “adoquines” de piso, etcétera.
A Carol Peña (23), que no tiene ningún familiar en el rubro, siempre le pareció fascinante el mundo de la construcción. Dejó boquiabierta a su familia con su decisión: sobre todo, temían por el machismo, “pero confían en mis capacidades”, explica ella.
“En un inicio se dedujo que era una carrera para hombres, porque ellos tenían la fuerza; sin embargo, las mujeres tenemos conocimiento, agilidad, somos eficientes… Encajamos”, opina Sandra Cana.
Como Carol, tampoco tiene ninguna cuestión genética que justifique su amor por la construcción. Sandra se fue enamorando, de a pocos, de su carrera. Primero, aprendió a trabajar con piedra en la Escuela Taller de Lima, y luego “fue natural” estudiar Edificaciones en Sencico. Terminará este año, apuntalará sus energías en su titulación, para empezar a laborar en una gran empresa del rubro de la construcción. Es su norte. En el largo plazo, pondrá su propia empresa, asegura.
Mujer y sector construcción
El coordinador académico Fernando Enriquez recuerda aún cuando en 1992 abrieron la carrera a las mujeres y había solo una estudiante. Era un lunar entre el alumnado.
Ahora la realidad es 180 grados distinta: el 30% de los casi 6,000 alumnos que suma la institución de educación técnica en sus 21 locales en todo el país son mujeres.
Construcción civil
“Las mujeres se integran más a la actividad del sector construcción porque es una alternativa de trabajo interesante”, opina el presidente ejecutivo de Sencico, Miguel Estrada. “El rol de la mujer en el campo de la construcción ha venido creciendo y ocupando un lugar importante en el sector construcción: hoy las empresas requieren la mano de obra calificada y certificada de mujeres porque ellas le dan un plus: son más responsables, acuciosas y detallistas que los hombres”.
Por un lado, la institución forma en carreras de técnico profesional, que toman entre dos años y medio y tres años. Si bien la mayoría de las alumnas opta por las carreras de Diseño de Interiores y Administración de la Construcción, un grupo importante prefiere las labores de campo, como la albañilería.
Un grupo de exalumnas opta por formar su propia empresa en laboratorio de suelos –rubro donde ellas son muy requeridas por su capacidad de detalle en sus informes técnicos–.
Jóvenes aguerridas
“Como toda mujer que trabaja entre hombres, una tiene que ir más allá. A diario debemos asumir retos y pruebas en el trabajo y demostrar que puedes”, dice Silvia Puchuri (46), la única instructora en electricidad de Sencico y una de las pocas instructoras del rubro construcción en el Perú.
Como muchas alumnas, muy joven, en casa, descubrió sus habilidades para trabajar con instalaciones eléctricas. Ella, que lleva más de 13 años de docente, da otra característica más de sus alumnas: “Son más aguerridas que los varones al momento de hacer sus trabajos. Si no les sale, siguen insistiendo. Es nuestro instinto de ser mujer. Viene con nosotros”.
Las jóvenes que egresan de Sencico se insertan en el mercado laboral; primero como asistentes de un “residente” (ingeniero o arquitecto a cargo de una obra civil). Si este no está, ellas tomarán la responsabilidad de verificar que la obra cumpla con todas las especificaciones técnicas.
Estrada adelanta que Sencico implementará una bolsa de trabajo, como una herramienta para hacer un seguimiento a los egresados de las diferentes carreras. “Nos permitirá conocer qué actividades están haciendo y cuán rápido se insertan en el mercado laboral en vista del requerimiento de las empresas constructoras de mano de obra”.
Para él, la percepción de los egresados de secundaria de que una institución técnica es una segunda alternativa debe cambiar. “En las obras civiles se emplea un 15% de egresados de las universidades; el resto es personal técnico”, subraya.
Capacitación en aimara
Sencico se alista para hacer la primera capacitación en lenguas nativas, adelanta su presidente ejecutivo. Estrada dice que ampliarán su sede en Puno, que pasará de unidad operativa a gerencia zonal. Allá capacitan a su personal para ofrecer en idioma aimara un curso de capacitación en reparación e instalación de paneles solares con instalación interna eléctrica, que no solo beneficiará a los vecinos de Puno, sino también a los bolivianos de zonas cercanas a la frontera, informa. El siguiente paso será ofrecer cursos de extensión similares, en idioma quechua.
Fuente: Andina